Al reencuentro en El Tajín

Muchas veces las circunstancias de la vida nos hacen emprender una travesía de introspección o lo que comúnmente llamamos un viaje para encontrarnos a nosotros mismos y brindarnos una nueva oportunidad de comenzar. ¿Te suena familiar?

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Si tu respuesta fue un categórico SÍ, ¡felicidades! Sabes de lo que te estoy hablando.  La mayoría de las personas tienen este tipo de inquietud, no una, sino muchas veces durante el transcurso de su vida, pero son pocos los que se atreven a realizar un viaje en compañía de sí mismos.  Dicen los que saben, que este tipo de experiencias deberían ser practicadas con frecuencia a manera de terapia por todas aquellas personas que laboran de sol a sol ya sea en una oficina o en el hogar, o que han pasado por alguna experiencia traumática.

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Y a no ser que tengas un puesto de trabajo que te permita viajar constantemente, las estadísticas muestran que son los hombres los que generalmente salen de viaje de trabajo, lo que seguramente deriva en relajación y una escapada de la rutina del trabajo y el hogar.  ¡Muy bien por ellos!  ¿Pero qué hay de las mujeres?  Nosotros trabajamos igual o más que ellos, y si eres ama de casa seguro trabajas el doble pues tienes que encargarte de los niños y a veces no tienes tiempo para ti.

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Así es, el ajetreado mundo en el que vivimos hoy en día nos exige demasiado, el estrés ya no está “a la vuelta de la esquina” sino «tocando a nuestra puerta», y cuando por fin nos damos cuenta muchas veces es tarde y ya no hay marcha atrás.  Por eso la importancia de ver por nosotras mismas y cuidar nuestra salud física y mental.

Créelo… Tú te mereces tiempo para ti.

Ojo, no se trata de abandonar todo y a todos para que se rasquen con sus propias uñas, sino más bien buscar el apoyo de tu pareja y de tu familia para llegar a un acuerdo en el que todos aporten para que tú puedas salir de viaje de vez en cuando y así encontrar tu equilibrio.  ¡Es un ganar ganar!

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Si tú estás en esta encrucijada, aquí te doy una opción para que hagas realidad el sueño de reencontrarte a ti misma o simplemente disfrutar unas merecidas vacaciones por tu cuenta.  ¡Para ti solita!  En un lugar ancestral rodeado de bellezas naturales en la antigua capital del mundo totonaca:  El Tajín.

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Ubicada en la parte norte del Estado de Veracruz, esta zona arqueológica dedicada al dios del trueno, al sol, a la lluvia y al dios del tiempo te sorprenderá con sus imponentes construcciones de piedra y pirámides sin igual.

Y quizá te preguntarás si yo ya hice este viaje, y mi respuesta es sí, por eso aquí te cuento mi experiencia en este paraíso totonaca.  Una vez que llegué ahí, primero lo primero.  Un viaje de este tipo requiere una vestimenta adecuada.  Me refiero a un atuendo de la región, algo típico y hecho por la gente del lugar.  Se dice que las zonas arqueológicas están cargadas de energía y el “vox populi” sugiere que uno debe ir vestido de blanco para la correcta recepción de las fuerzas que de ellas emergen.  Si bien esto es totalmente falso, lo cierto es que el blanco representa la pureza y la paz, que es precisamente lo que yo había venido a buscar.

Por eso es que antes de entrar a la zona arqueológica visité los cientos de puestos que estaban rumbo a la entrada donde compré una prenda de vestir artesanal, algo que me hizo sentir bien y que en cierta forma me ayudó a aclarar mis emociones, mi pensamiento y mi espíritu.  También adquirí un sombrero, pues el abrasante sol pega de manera muy especial en este sitio y ya que estaba en el «shooping» pues también me compre un «colguije».

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Aquí es donde empezó realmente el cambio, pues al comprar a los locales sentí que estaba aportando a su economía y a conservar las tradiciones.  Además de sentir mucho orgullo de portar las vestimentas típicas de la región.

Además de los puestos ambulantes, lo primero que llamó profundamente mi atención fue una bella escultura de un hombre pájaro, un auténtico volador de Papantla.

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Todos los hemos visto alguna vez y hemos hecho alarde de su destreza y valentía, pero esta tradicional danza va mucho más allá del valor.

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Esta ceremonia tiene que ver con una petición hecha a los dioses para obtener su benevolencia en las lluvias y por ende fertilidad en las cosechas y  las siembras.  Es también una oda a los 4 puntos cardinales, mismos que va marcando el «caporal» con su melodiosa música comenzando por el oriente que es donde se supone se origina la vida.  Cada volador gira 13 veces, cifra que multiplicada por 4 voladores da 52 giros, y tradicionalmente sabemos que en los calendarios prehispánicos cada 52 años se completa un ciclo solar y nace un nuevo sol, con lo cual la vida sigue su curso.

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Como verás todo en este viaje estuvo relacionado con cerrar ciclos y renacer, así que cuando vayas no te pierdas el sensacional vuelo de los hombres pájaro que se realiza en la explanada frente a la entrada principal de la zona arqueológica.  Se realiza varias veces al día por lo que seguro tendrás varias oportunidades de verla en vivo y a todo color.

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Si es tu primera vez en esta precolombina ciudad debes saber que se le dio el título de Patrimonio de la Humanidad y Bien Cultural en la lista del Patrimonio Mundial de la Unesco, grandes sorpresas te llevarás al recorrerla.  Yo no te voy a hablar de la magnificencia de su arquitectura, ni de su juego de pelota , ni de su singular pirámide de nichos.  No, de eso se encargarán los guías locales que te recomiendo ampliamente contrates para que entiendas a fondo la grandeza de esta ciudad y lo complejo de la cultura que la habitó.

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Yo te voy a hablar del otro Tajín, ese que está ahí pero que pocos pueden ver y mucho menos sentir y apreciar.  Sin duda al ser un lugar ancestral encierra mucha historia, pero también, al estar en medio de la selva y flanqueado por miles de árboles y plantas podrás respirar aire puro y lo principal, sentirte totalmente en libertad.

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No olvides que este es un viaje de introspección, así que relájate y disfruta.

Desde que entré a la zona arqueológica vestida de blanco sentí que estaba en armonía con todo lo que me rodeaba.  Mientras caminaba hacia las ruinas aproveché para poco a poco ir aclarando mi mente, abrí los brazos y los levanté junto con la mirada, ahí me di cuenta de que el cielo era de un azul incomparable.  Estaba muy relajada, pero aún así inhalé y exhalé varias veces, sentí como poco a poco mis pulmones se renovaban.  Al mismo tiempo empecé a notar como llegaban a mi aromas que seguro ya estaban ahí, pero que sin relajarme hubiera sido imposible notar, era el fresco aroma de la Madre Selva.  Entonces cerré los ojos y agudicé mi oído, así pude escuchar el crujir de las hojas de los árboles al correr el viento a través de ellas.  Y también descubrí que había aves, no las podía ver pero sabía que estaban ahí, como dando un concierto especialmente para mi.  Todo se estaba dando tal y como lo había pensado, era el momento de abrir mi corazón y mi alma, el momento de sentirme viva, de darme cuenta de lo importante que soy y de que soy única en el mundo por el simple hecho de ser yo.  En ese momento sólo pude darle paso a pensamientos positivos y aproveché para darle gracias a Dios por permitirme estar ahí, viviendo ese momento para mi sola.  ¡Me reencontré!

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Entonces decidí seguir caminando por toda la zona arqueológica abriendo todos mis sentidos y disfrutando cada paso que daba, es más, hasta me quité los zapatos para entrar en contacto real con la naturaleza.  Admiré la naturaleza conformada por árboles, plantas y flores, muchas de ellas endémicas.  Con un poco de suerte y alejándome un poco del bullicio de la gente y los tours guiados, pude ser testigo de la vida salvaje que tanto caracteriza a Veracruz.  Desde diminutas hormigas que caminaban en largas filas, dóciles y coloridas mariposas que revoloteaban entre las flores, hasta los escandalosos monos aulladores que reclaman como suyo ese territorio.  ¡Increíble!

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Para disfrutar aún más tu visita

Si quieres evitar aglomeraciones de gente mejor llega temprano, así también te dará tiempo de visitar el museo del sitio y tu visita guiada por la zona.

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Puedes estar tanto tiempo como quieras en la zona, incluso hay un pequeño restaurante donde puedes saciar tu hambre.  No está demás que lleves un buen bloqueador solar, suficiente agua, un snack nutritivo y repelente de mosquitos para hacer más placentera y segura tu estancia. Y no olvides tu cámara para captar los mejores instantes de la naturaleza y la vida salvaje.

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Escapada

Yo estaba hospedada en un centro eco turístico situado a 45 minutos del Tajín, pero me di tiempo para una escapada al Pueblo Mágico con aroma a vainilla, Papantla.

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Se encuentra muy cerca de la zona arqueológica y su nombre significa “la ciudad de los pájaros ruidosos”, a mi llegada me situé en medio de los arboles del parque central y me pude dar cuenta del por qué del nombre.  Recorrí este hermoso pueblo, visité sus tiendas de artesanía, comí en uno de sus restaurantes, conviví con la gente y antes de mi regreso disfruté de una rica nieve ya te imaginarás de qué sabor.  ¡Valió mucho la pena!  Así que si decides hacer este viaje no olvides darte tiempo para escaparte a este maravilloso Pueblo Mágico de Veracruz.

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El tip

Si decides emprender esta odisea por tu cuenta, te recomiendo que no dejes pendientes de trabajo. ¡Desconéctate totalmente! Eso sí, mantén comunicación con tus seres queridos para que sepan que estás bien.  Viaja ligera y sólo hazte acompañar de un muy buen libro, ése que de seguro tienes guardado desde hace mucho tiempo y que siempre haz querido leer.

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Mi conclusión

Me han preguntado que si no es mejor o más divertido viajar con amigas para desahogarse y platicar, eso también está bien, pero es totalmente diferente, estamos hablando de dos cosas distintas.  Mujer… Ya sea que estés casada o soltera, trabajes o no, o estés pasando por una situación complicada en tu vida; tú también tienes el derecho de viajar sola.  Es más…  ¡Es casi una obligación!  Por eso te invito a que descubras El Tajín desde otro punto de vista y a que sigas los consejos que te doy.  Todos, mujeres y hombres, necesitamos tiempo a solas, tiempo para reflexionar sobre lo realmente importante en esta vida, para reencontrarnos con nosotros mismos y con Dios y así poder ser felices.  Y que mejor que hacerlo en un lugar donde se mezcla lo místico, lo natural, lo monumental, y lo orgullosamente mexicano, el majestuoso Tajín.  ¡VIVE!  La vida es hoy.

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Este artículo está inspirado en una vivencia real, la mía.  Tuve el privilegio de vivir esta experiencia hace tres años tras recuperarme satisfactoriamente de un infarto cerebral.  Gracias a mi familia por apoyarme al 100% en este reencuentro.  ¡Los amo!

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Sí te gustó, te sentiste identificada o conoces a alguien que pueda interesarle este relato…  ¡Compárteselo!  Ayudemos a que más mujeres se atrevan a viajar solas y se reencuentren.  ¡Gracias!

 

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