Para el lanzamiento de nuestro blog, Los Polos elegimos Tlaxcala y su mítica bebida, el pulque. Un interesante y fresco recorrido donde tuvimos la fortuna de conocer gente comprometida con las tradiciones.
La historia comenzó en el Cerro de Cuauhtzin, en los señoríos de Tepeticpac. Después de una ligera caminata, llegamos a la cima listos para comenzar un tour que nos dejaría una huella muy grande en el corazón. No estábamos solos, ahí estaba Armando -buen amigo y experto guía tlaxcalteca-, el cronista del lugar quien se encargó de empaparnos de la historia de Tlaxcala, y el líder de la comunidad quien amablemente nos dio la bienvenida al estado más pequeño de nuestro país. Y mientras todo esto sucedía, nuestro guía ya se había encargado de encender una pequeña fogata. Nos pidió que nos acercáramos y como si se tratara de su lengua natal hábilmente pronuncio unas palabras en náhuatl, en seguida nos entregó a cada uno algunas semillas de maíz y nos pidió que las depositáramos en el fuego a manera de ofrenda. Y así, con el viento soplando a nuestras espaldas ofrendamos maíz a los dioses, en especial a Mayahuel, la mítica diosa del pulque. Respetuosamente solicitamos permiso para entrar en sus dominios para extraer el fresco aguamiel. Y mientras el maíz crujía ante el fuego, Armando tomó un caracol y lo hizo resonar con todas sus fuerzas. Ahí también está Nati, su esposa, y su pequeño hijo Dhippak. Los tres fungieron como guías espirituales en este ritual de sanación de nuestros cuerpos para que pudiéramos ingresar a tierras sagradas. A ojos cerrados y entre ramas e incienso, uno a uno, Los Polos fuimos purificados. Isabella y Santiago nunca habían estado en una limpia. ¡Quedaron maravillados!
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En Tlaxcala la gente siempre recibe a los viajeros con los brazos abiertos. ¡Gracias!
OCTLICOMITL, LA VASIJA ANCESTRAL
Una vez purificados nuestro camino nos llevó a la Zona Arqueológica de Tecoaque, dedicada al agua, fuego, viento y tierra. El lugar no es muy grande pero si muy interesante, inmensas yucas flanquean los montículos de piedra que se alzan como divertidos laberintos. Isabella, Santiago y Dhippak no paran de correr y explorar todo el sitio. Cuesta trabajo mantenerlos a raya, pero a eso vinieron, a pasarla bien. Ahí cerca también esta el museo del sitio, lugar que nos da una muy buena idea de cómo eran y vivían sus antiguos habitantes. Pero hay algo ahí que llama poderosamente nuestra atención, es una gran vasija con muchos tentáculos, estamos ante el “octlicomitl”. Armando nos explicó que este antiguo recipiente de barro representa un maguey y era donde nuestros ancestros bebían el pulque en épocas prehispánicas. Entierros mortuorios nos hacen ver la importancia de esta delicada pieza, ya que los difuntos eran sepultados con ellas como si se tratara de un gran tesoro. ¡Y vaya que lo era!
Tecoaque está en el km. 33 de la carretera federal México – Veracruz a 500 metros del poblado San Felipe Sultepec.
NANACAMILPA Y SU TLACHIQUERO
Con el cerro de la Malinche de testigo nos encaminamos a Nanacamilpa, productor número uno de pulque a nivel mundial. ¡Apuesto a que no sabías ese dato! Llegamos al Rancho de Don Alfredo y fuimos recibidos por su nieto, Rodolfo, el tlachiquero. Este término se refiere a la persona encargada de extraer el aguamiel del maguey. Rodolfo es muy hábil y rápidamente se monta en un enorme maguey para mostrarnos la extracción del agua miel y el raspado del mismo. Las herramientas que utiliza para esta ardua labor son en primer lugar el “acocote”, hecho a base de fibra de vidrio con un orificio en la parte de arriba para succionar y otro en la parte de abajo para recolectar el aguamiel. Me quedo con la descripción de Santiago: Es como un popote gigante y gordinflón. Y en segundo lugar el “raspador” que se utiliza una vez que se extrajo el agua miel, con el cual se talla todo el interior del maguey para que vuelva a producir el rico elixir. Con ayuda del popote gigante el tlachiquero va succionando una y otra vez hasta llenarlo o hasta que se termine el aguamiel, lo que ocurra primero. Al finalizar coloca su dedo en el orificio inferior del acocote y procede a raspar el maguey. Antes de bajar del maguey tapa el orificio central con una gran piedra para evitar que los tlacuaches se tomen el rico néctar. Todo el proceso le lleva alrededor de 10 minutos, pero lo tiene que hacer con cientos de magueyes y además diariamente lo cual la convierte en una tarea titánica. De un saltó Rodolfo desciende del maguey y nos da a probar el aguamiel recién extraído. Al principio Isabella y Santiago se resisten, pero ante la insistencia de todos no les queda otra que probarlo y gritan… ¡Delicioso! Tan rico es que no quieren dejar de tomarlo, es sumamente fresco y dulce. El golpe de azúcar no se hace esperar en los niños que ahora corren como chivos desbocados. El siguiente paso es ir al «tinacal», lugar destinado a almacenar el pulque. Ahí hay unos grandes tambos con pulque y lo único que resta hacer es colar el aguamiel y esperar a que se fermente. ¡Así de fácil! Lo difícil es todo lo que conlleva el cuidado de la planta y la laboriosa extracción artesanal.
Más nos tardamos en preguntar a qué sabía el pulque cuando Armando y Rodolfo ya nos habían servido a los 4 nuestra dotación de esta mítica bebida. Para los que prueban el pulque por primera vez el sabor es algo raro, no es fuerte pero tampoco ligero, no es amargo pero tampoco dulce. Hay que probarlo varias veces para agarrarle el gusto, por eso mejor te invitamos a que descubras por ti mismo su sabor. Isa y Santi dijeron que mejor se quedaban con el agua miel, Lorena de plano confesó que no es lo suyo y yo sí me podría echar uno que otro. Cada quien sus gustos.
Un litro de pulque comprado directo en el rancho cuesta 10 pesitos. ¡Bara bara!
SABORES RURALES
De ahí nos dirigimos a una casa cercana al rancho que resultó ser del presidente de la comunidad de Tepuente. Fuimos amablemente recibidos por sus habitantes quienes ya nos tenían listo un suculento banquete, mixiotes de pollo con acelgas y habas acompañados de frijoles de la olla y tortillas hechas a mano. Estos mixiotes están envueltos en la delgada piel del maguey lo que les da un sabor único. Isa y Santi tuvieron la oportunidad de aprender a preparar molotes, el pretexto perfecto para que los probaran. Y de nueva cuenta tuvimos la oportunidad de degustar el rico y fresco pulque que le da fama a esta región. Poco a poco nos empezamos a dar cuenta del valor cultural del Pulque Tour, pues además del paseo representa un encuentro con las tradiciones del México antiguo y un convivio real con la gente del campo. ¡Una experiencia invaluable!
PULQUE A GRAN ESCALA
Ya con la barriga llena, hicimos una escala no programada, para visitar la Hacienda San Isidro donde se produce el pulque a gran escala pero de manera tradicional. Rápidamente pasamos por el tinacal donde se fermenta el pulque en grandes contenedores y tuvimos la oportunidad de volverlo a catar. ¡Ya le habíamos agarrado cariño! Posteriormente fuimos a recorrer el inmenso plantío de magueyes de la hacienda. Caminar por entre miles y miles de estas plantas nos sirvió para entender lo afortunados que somos los mexicanos de contar con una planta que produce una bebida tan sabrosa y de tanta tradición. Nuestros anfitriones nos mostraron como es que se capa un maguey, osea cómo se pela, este proceso es vital pues prácticamente de ello depende que una planta produzca o no el rico aguamiel. De paso nos explicó todas sus bondades, pues aunque usted no lo crea, también es medicinal. De regreso en la hacienda tuvimos el honor de conocer a su dueño, Rodolfo del Razo López, un señorón de 90 años de edad y dedicado a este negocio desde los 13 años. Él mismo se define como un gran admirador de la maravillosa planta el maguey o agave pulquero, la cual les ha dado para vivir a diferentes generaciones de su familia. Hoy por hoy sus emprendedores hijos no solo producen el pulque, también lo enlatan para distribuirlo en otros países donde el gusto por esta bebida es todo un lujo. Ahí tuvimos la oportunidad de probar el pulque de varios sabores, así como el destilado y de paso tomarnos unos ricos cocteles preparados por la familia Del Razo. ¡Lo bueno que somos aguantadores! Caía la tarde así que nos tuvimos que despedir de Don Rodolfo y su familia, era hora de regresar a Tlaxcala. El Pulque Tour había llegado a su fin.
UN CURADITO DE PULQUE
Pero nosotros nos habíamos quedado picados, así que nos dirigimos al centro de Tlaxcala a un restaurante llamado Meztli, donde nos prometieron probaríamos el pulque de manera diferente. Sí, esta mítica bebida se puede probar al natural o «curada», es decir combinada. El pulque se licúa ya sea con fruta o verdura, se complementa con azúcar, sal o limón y se sirve en un “tecomate”. Poco a poco fueron saliendo curados de diferentes colores y sabores acompañados de deliciosos platillos fusión, como unos ricos huazontles al amaranto. Sí, Meztli combina los sabores contemporáneos con los prehispánicos, lo que lo convierte en una parada obligada en una visita a Tlaxcala. Los Polos nunca nos pudimos poner de acuerdo en cual era el curado más sabroso, pero nuestros favoritos fueron el de guanábana y nopal. Aclaremos que los curados también los pueden tomar los niños, obvio en pequeñas cantidades pues aunque no saben fuertes si son pegadores. Armando y Nati siguieron contándonos historias acerca de las maravillas y bondades del pulque, sin duda la bebida más ancestral y tradicional de nosotros los mexicanos. ¡Aunque usted no lo crea!
LA CEREZA DEL PASTEL
Cuando creíamos que no podía haber más, nos equivocamos, el momento más emotivo del tour llegó cuando Armando, Nati y el travieso Dhippak nos obsequiaron a cada uno de nosotros un maguey bebé, mismo que nombramos y plantamos con nuestras propias manos. Fue como devolverle a la Madre Tierra un poquito de lo mucho que nos da. Ya regresaremos en unos 15 años para ver como han crecido nuestros magueyes. ¡Fue la despedida perfecta! La experiencia del Pulque Tour se puede vivir en un sólo día, pero ya que estábamos por allá nos sacrificamos y nos quedamos el fin de semana completo, lo cual dio pie para otras historias. ¡Espéralas! Por vivencias personales del pasado reciente nosotros sabemos que la vida es muy corta y por eso hay que aprovecharla al máximo, de ahí que nos encante hacer cosas totalmente diferentes a las convencionales. Explorar, probar y sentir es la misión que nos hemos propuesto que vivan nuestros hijos. Hay un México diferente allá afuera, un México del que SÍ debemos sentirnos orgullosos. Heredemos a las nuevas generaciones el amor por lo nuestro. ¿Qué estás esperando? El Pulque Tour es para toda la familia. ¡Atrévete a vivirlo!
¡Salud!
A DOS HORAS DE CAMINO DE CDMX